miércoles, 21 de septiembre de 2016

Alimentos terapéuticos: una esperanza contra la desnutrición


Argenut es un proyecto orientado al desarrollo de un alimento terapéutico a base de maní.

Con el apoyo de vinculadores tecnológicos del Ministerio de Ciencia que trabajan en territorio, una empresa cordobesa lanzará al mercado un suplemento nutricional a base de pasta de maní para combatir la malnutrición.

Matías Pavignano es un emprendedor cordobés que ostenta las cualidades que se necesitan para serlo: tenacidad y perseverancia.

Tiene un objetivo muy claro y sabe que lo va a cumplir tarde o temprano: hacer su aporte para disminuir la desnutrición infantil.

“En nuestro país hay millones de niños que no llegan a consumir los nutrientes diarios necesarios, lo que limita el potencial desarrollo  y, en el peor de los casos, provoca muertes innecesarias”, afirmó Pavignano, administrador de Inproal SRL.

Inproal SRL tiene sede en Córdoba, provincia que exporta 600 mil toneladas anuales de maní, ubicándose como la primera en el orden mundial.

Hace dos años, Pavignano ideó, junto a su socio Germán Darío González “Argenut”, proyecto orientado al desarrollo de un alimento terapéutico a base de maní.

“Argenut” también tiene entre los ingredientes leche en polvo, aceite, azúcar y un complejo vitamínico especialmente elaborado para tratar la malnutrición.

Debido a las características organolépticas y a que es un producto altamente calórico, sirve para que personas en estado de subnutrición superen esta condición rápidamente, inclusive en semanas; asimismo, al tener bajo contenido de agua y alto contenido de aceite, el agregado de nutrientes no modifica las características, lo que permite larga durabilidad.

Lucas Giusti, Mg. en Gestión Política, trabaja en el Instituto de Extensión de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), además, se desempeña como referente en Córdoba del Programa Nacional de Apoyo a las Demandas Tecnológicas (PAR), perteneciente a la Subsecretaría de Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (MINCYT).

Justamente, fue Giusti quien asesoró a Pavignano y González para encontrar rumbo certero en el emprendimiento nutricional, especialmente a través del contacto que mantuvieron con actores locales de gobierno y ONG, y que resultó determinante para dar forma a “Argenut”, que actualmente se encuentra en etapa de diseño de planta industrial, línea de producción y prototipo.

“Además, conjuntamente al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas Técnicas (CONICET) vamos a realizar una investigación más pormenorizada del producto. El objetivo es disponer a fin de este año del prototipo”, puntualizó Giusti.

Los PARes tienden manos

El Programa PAR busca intensificar y extender territorialmente el trabajo de vinculadores tecnológicos que –conociendo las capacidades, potencialidades y debilidades de los sectores productivos en los que se especializan– ayudan a incrementar las posibilidades para generar futuros proyectos de innovación y transferencia tecnológica.

En relación a las tareas que lleva adelante, Giusti aseveró: “Tenemos como meta detectar oportunidades y materializar esas ideas mediante la formulación de proyectos.

La red constituida por profesionales distribuidos por todo el país permite impulsar la innovación y planificar procesos a largo plazo que favorezcan al cambio de la matriz productiva argentina”.

El vinculador agregó que “gracias a la conexión que posee el programa con instituciones de ciencia y tecnología, la información llega más rápido a emprendedores y empresas”.

Diariamente, los PARes visitan emprendedores o empresas que buscan financiamiento para llevar adelante proyectos o desarrollos innovadores, y “achican la distancia” entre los sectores productivos locales y el sector científico nacional.

“Ser el único PAR de mi provincia implica la responsabilidad de brindar asesoramiento constante para que las ideas se transformen en proyectos y que esos proyectos reciban financiamiento”, reconoció Giusti.

Hasta este momento, el PAR cuenta con 28 profesionales expertos en vinculación tecnológica en 19 provincias, que llevan adelante una labor de anclaje y desarrollo de capacidades que redunda en beneficio de las comunidades locales.




Córdoba exporta al año 600 mil toneladas de maní, ubicándose primera en el orden mundial.

“La red constituida por profesionales distribuidos en todo el territorio nos proporciona un soporte sólido al momento de brindar respuestas de calidad.

Esto permite impulsar la innovación constantemente y planificar procesos a largo plazo que favorecen al cambio de la matriz productiva del país”, advirtió el PAR cordobés.

“Cualquier objetivo que podamos cumplir nos acerca cada vez más a profundizar el desarrollo nacional en un escenario en donde la articulación resulta trascendental”, completó.

La importancia de la articulación

En Inproal se encuentran trabajando desde hace más de dos años en el desarrollo de “Argenut”; en este período una de las estrategias fue realizar un estudio para conocer profundamente el tema de malnutrición en nuestro país.

“Ese informe más otros datos recabados fueron nuestras bases para evaluar la situación nutricional por región de Argentina.

Así fue como comenzamos a diseñar el producto”, precisó Pavignano.

Cabe destacar que el procesamiento de alimentos es uno de los Núcleos Socioproductivos Estratégicos (NSPE) que forman parte del Plan Argentina Innovadora 2020; a través de este documento, el MINCYT establece los lineamientos de política científica, tecnológica y de innovación para el país en los próximos años.

Con él se aspira a dar continuidad al crecimiento y consolidación de estas áreas consideradas puntales estratégicos del desarrollo nacional.

“Estamos convencidos de que esta problemática tiene que ser resuelta mediante la articulación y el trabajo en conjunto del sector privado, ONG y Gobierno, donde cada actor aporte lo que mejor sabe hacer.

Así vamos a ser más eficaces, eficientes y efectivos a la hora de resolver el problema de malnutrición que tenemos en Argentina”, evaluó el emprendedor.

El MINCYT trabaja fuertemente en la gestión de políticas públicas orientadas a la producción de alimentos a futuro teniendo en cuenta el crecimiento poblacional en el orden mundial.

En ese sentido, se propone una doble misión: fomentar el desarrollo de tecnología de punta para producir alimentos de forma más eficiente y abastecer a los mercados mundiales, y al mismo tiempo, establecer cadenas de valor que permitan generar trabajo de calidad.

Mincyt


lunes, 15 de agosto de 2016

Los ácidos grasos omega 3 favorecen la curación del corazón después de un infarto


Crédito: Thinkstock (MARS)

Altas dosis de productos derivados del aceite de pescado durante seis meses posteriores a un infarto reducen las cicatrices en el músculo cardíaco y refuerzan la capacidad de bombear sangre.

Los suplementos con ácidos grasos omega 3 favorecen la curación del corazón tras un infarto, de acuerdo con un nuevo estudio.
Altas dosis de productos derivados del aceite de pescado durante seis meses posteriores a un infarto reducen las cicatrices en el músculo cardíaco y refuerzan la capacidad de bombear sangre.

"Los ácidos grasos omega 3 se estudian desde hace décadas y tienen un beneficio directo en el corazón", dijo el autor principal, doctor Raymond Y. Kwong, director del Servicio de Imágenes Cardíacas por Resonancia Magnética del Hospital de Brigham y las Mujeres, Boston.

Pero dos estudios sobre el uso de aceite de pescado en sobrevivientes a un infarto habían obtenido resultados contradictorios.

En uno, los suplementos habían disminuido el riesgo de morir, no así en el otro.

En ambos casos, la dosis era 1 gramo/día.

Ahora, al azar, 360 sobrevivientes comenzaron a usar los suplementos o un placebo (aceite de maíz) dentro de los 30 días posteriores al infarto durante seis meses.

Los usuarios de los omega 3 ingirieron una dosis cuatro veces mayor que en los dos estudios previos: cápsulas con 4 gramos/día de Lovaza, un aceite de pescado de venta con receta, o el placebo.

Todos los participantes recibieron información para mejorar el estilo de vida y médicos monitorearon que los suplementos no interactuaran negativamente con cualquier otro fármaco.

Se les hicieron resonancias magnéticas antes de comenzar a utilizar las cápsulas y a los seis meses, según publica el equipo en Circulation.

A los seis meses, el uso del aceite de pescado había reducido la fibrosis (engrosamiento y cicatrización) del músculo cardíaco en la zona del infarto respecto del placebo.

Lo mismo ocurrió con la acumulación de sangre en el ventrículo izquierdo después de la contracción completa del músculo cardíaco, lo que indica que el corazón bombea sangre de manera más eficiente.

Algunos organismos absorben y utilizan mejor el aceite de pescado, mientras que las personas que en el estudio lograron los mayores valores de omega 3 en los glóbulos rojos registraron un 13 por ciento menos de sangre acumulada en el ventrículo izquierdo, con respecto al 6 por ciento promedio en todo ese grupo.


Por Kathryn Doyle,
Reuters Health

scientificamerican.com